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domingo, 3 de junio de 2012

Capítulo 4: Una noche especial.


Me miró aterrorizado a pocos centimetros de mí y yo le devolvía de nuevo la misma mirada que él. Uno frente al otro, hablándonos con la mirada, comenzó a acercarse más.. Cuando estaba rozando la comisura de mis labios comenzó a darme pequeños besos, acercándose poco a poco al momento de besar nuestros labios.

Fue algo incontrolable, los dos queríamos que pasara.. Y cuando me dí cuenta estaba desabrochando los primeros botones de su camisa

- No tienes por qué hacerlo si no quieres. - Le dije

-Quiero a hacerlo. 


Al pronunciar esa frase sus ojos se clabaron en los míos... Me miraba a los ojos, a los labios, me acariciaba el pelo y la cara, con tal dulzura que comenzaba a derretirme por tenerlo conmigo, no sólo hoy... Eso era lo que más me aterrorizaba. Las piernas comenzaron a temprarme y el me seguía besando de esa forma tan sutil y dulce, que hacía que de pies a cabeza me estremeciera la piel.. Poco a poco los poros comenzaron a dilatarse expulsando así la prueba de una noche desenfrenada con una persona especial.

Me desperté muy contenta. Mi sonrisa irradiaba felicidad, pues era la primera vez en muchísimo tiempo, o quizás, atreviendome a decirlo, la primera vez que me habia sentido tan bien...

A mi derecha, junto a mi movil, se atrapaba una pequeña nota con un cafe a un lado: "Buenos días preciosa, estoy en mi casa. Vístete y vamos a comprar. Un beso enorme"

¿Había pasado de verdad? ¿Por qué lo hizo? ¿Será que realmente no es virgen? ¡¿Y por que coño me ha mentido?!

Yo y mis paranoias comenzamos a vestirnos.. Hoy, mejor que nunca, tenia esa típica sonrisa de cuando llevas tiempo sin hacer algo y llega... irónico, ¿no?

Esa noche fue especial, pero aún sigo sin entender el por qué lo hizo si me conoce de ayer y no sabe quien soy.. En fin, para salir de dudas tendré que preguntarle. Cuando terminé me dirijí a las escaleras que descendían hasta si piso. Él me estaba esperando en el rellano, y bajo la cabeza al verme, frotándose el pelo. Yo le levanté la cara con la mano con lo cual me miró a los ojos, y terminé con una sonrisa el saludo que el no se atrevía a hacer.

Hoy es domingo, y por lo general todo está cerrado, pero el me llevo a un viejo supermercado de unaa señora de unos 50 años, con una sonrisa de oreja a oreja, un poco deteriorada, pero eso no le impedía nada, parecía muy buena mujer. Lionel le saludó y pronto me dijo que era su abuela, que abre todos los días porque casi no le da dinero, aunque los domingos es cuando más vende ya que todo está cerrado.


- ¿Esto que te parece? - Señaló unos yogures con una marca un poco extraña, después de comprar toda mi vida "danone" me es raro probar algo que nunca he visto. - Son buenos, que no te sorprenda la etiqueta. - Me tranquilizó.

Cogimos varios paquetes y marchamos a charcuteria y carnicería, luego embutidos, productos de limpieza, etc... Volvimos a mi casa a dejar la compra que nos había salido más barata por la bondadosa de su abuela.
Colocamos todo y ya era la hora de desayunar, aunque un poco tarde... A las 12 ya se almuerza por aquí.
Él se empeñó en preparar el desayuno, y yo ante su sonrisa de inocente no pude negarme. Preparó los mejores creps que he probado nunca, con una pinta espléndida.
Fresa + queso + crepé 500 _large

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